El arrepentimiento del pecado
El arrepentimiento significa cambiar la mente de uno,
afecta a la dirección; este cambio de mentalidad implica tanto una vuelta del
pecado, como volverse a Dios.
Es, volviéndose de la maldad a
los caminos de Dios, dejando los
ídolos
y yendo a Dios, pasando
de la muerte a la vida y de la oscuridad a la luz. Es el compromiso de una fe y
una manera de vida que implica volverse
de una manera antigua, a una
nueva manera que cambia el sentido total de la vida de uno.
La fe en un sentido bíblico es un compromiso, no solo "creencia" acerca de algo.
Aquel que se arrepiente tiene fe, porque es
mediante la fe en Dios que
podemos tomar una decisión, para convertirnos de nuestras viejas costumbres, y
comprometernos a
andar en los caminos de Dios.
En la Biblia, en la llamada a la conversión, a veces se utiliza la palabra
"arrepentimiento" y en otras ocasiones la palabra "creer". Sin embargo,
también
otras veces son utilizadas juntas. Pero ambas palabras implican un cambio de
corazón hacia Dios.
Debemos reconocer que todos somos pecadores a los ojos de Dios;
La palabra de Dios dice:
por cuanto todos pecaron, y están destituidos de
la gloria de Dios, (Romanos 3:23).
En nuestra condición de pecadores, todos
estamos separados de Dios
nuestro Padre por lo que existe una brecha entre Dios y la humanidad. Debemos
detenernos y cambiar nuestra
mente, un cambio de actitud y un cambio de dirección. Este acto esencial se
llama "arrepentimiento" y es el primer paso que debemos hacer
para reconciliarnos con Dios.
Un
ejemplo:
El hijo pródigo de Lucas 15:11-32 es un ejemplo de arrepentimiento. Él se había
apartado de su padre y de su hogar,para perder
su vida en el pecado. Finalmente volvió en
sí y tomó la decisión de levantarse y regresar a su padre ya su
casa. Primero tuvo el cambio en el corazón, y luego actuó en cumplimiento de su
decisión. Volvió al padre y al hogar,
y confesó: "¡Padre, he pecado!".
Dios ha provisto una única solución
al pecado y a la
separación de Él.
Dios envió a Jesús como
el sacrificio por el pecado, y
somos perdonados cuando creemos que Jesús sacrificó su vida, por el
derramamiento de su sangre. (Rom. 3:25)
Jesucristo pagó la pena
por nuestro pecado y rebelión contra Dios al morir en la cruz, derramando Su
sangre y levantándose de
entre los muertos para justificarnos y reconciliarnos
con Dios
el Padre.
La humanidad puede buscar otras soluciones y adorar a otros dioses, pero
sólo Jesucristo murió en
la cruz por nuestros pecados y resucitó triunfante sobre el sepulcro y la
muerte eterna. Porque en Juan 14:6 leemos, Jesús dice: "Yo
soy el camino, la verdad, y la vida: Nadie viene
al Padre, sino por mí"
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